la transición de niño a preadolescente.
Capitulo
noveno: el primer gran giro en la historia de Cucusemi, un verdadero
huracán de acontecimientos.
Pues
sí, entre la primera comunión, cambios de colegio, burocracias
mentales, el nacimiento de mi primer sobrino… demasiados cambios
para una mente tan joven e inexperta. Tantos que en mi memoria
quedaron muchos de ellos pero soy incapaz de colocarlos en un orden
cronológico correcto.
¿Qué fue primero: el huevo, la gallina o la
primera comunión?
Entre
los acontecimientos importantes de aquella época uno que debió
marcarme, aunque eso lo decidirá un psicólogo si es que uso sus
servicios alguna vez: el cambio de colegio.
Como
ya dije, en el pueblo se quedaba pequeño el cole, así que después
de cuarto curso teníamos que ir a otro Centro en San Javier –un
pueblo cercano, del que nosotros éramos pedanía, distante unos
ocho kilómetros-. Eso implicaba tener que tomar un autobús escolar,
nuevas disciplinas y horario más ajustado, no puedes llegar un
minuto tarde o pierdes todo el día de clase con el consiguiente
castigo y retraso en el aprendizaje y no te cuento si lo pierdes a la
vuelta, en el cole no te puedes quedar a dormir.
También
implica tener que tomar la comida en el comedor escolar. Terrible
situación pues la mayoría de veces no me gusta lo que ponen y aquí
no te dan otra cosa como en casa, o pierdes el sentido del gusto y te
adaptas... o pasas más hambre que quien se perdió en la isla.
Lo
que es el colegio en si mismo está pero que muy bien, un edificio
grande con aulas para todos los cursos, ¡tenemos un profesor para
cada materia! también somos más niños y el patio del recreo es mas
grande, tiene pista de baloncesto, de futbito, espacio de sobra para
correr, fuentes donde se puede beber agua y cazar avispas en los
charquitos que se forman alrededor. Pero tiene - tenia que tener
algo- un gran inconveniente: el director se ha dado cuenta de que
entré a primer curso un año antes de lo que me correspondía –
¿recuerdan al primo de mamá que era profesor en el pueblo? Pues
parece ser que hizo alguna trampa para que pudiese ingresar y ahora
llevo un curso de ventaja sobre los chicos de mi quinta- y ahora me
dicen que tendré que repetir un curso pues no puedo dejar el colegio
hasta que no tenga cumplida la edad de enseñanza obligatoria.
Entonces
¿para qué sirven mis buenas notas?, ¿para qué mi esfuerzo y mi
tiempo en hacer los deberes y colaborar en todas las actividades de
clase? Me lo voy a ir pensando y si me obligan a repetir les daré
motivos para hacerlo. ¿Será por eso que algunos de mis compañeros
de entonces han llegado a ser alcaldes y cargos municipales del
pueblo mientras yo me quedé en eficiente currante pagador de
impuestos?
Este
colegio solo me duró un año. No porque me fuera, sino porque
estaban construyendo otro en el pueblo y el siguiente curso ya
empezamos en unas aulas dentro de la base militar de los alcázares
de manera transitoria hasta que se terminara el nuevo, transición
que duró el curso entero. No obstante estas aulas eran un chollo,
tenían un pequeño jardín con columpios, pupitres de a dos y lo
mejor de todo, se accedía a ellas desde la playa.
Toda
una tentación para quien ya sabe que tarde o temprano tiene que
repetir el curso, así si un día en vez de a clase me voy de pesca
no pasara nada, solo necesito que mamá se crea que después del cole
me voy a pescar para que no parezca sospechoso. Pero se entera,
siempre se entera por mas cara de buen chico que ponga o escusa que
invente y termina aplicándome su sistema educativo particular.
-¡para
que aprendas...!
Y
aprendí, vaya si aprendí, hasta cosas que ella no se imaginaba.
Deberían darle el premio Nobel de educación a quien invento las
suelas de goma para las zapatillas.
Otro
acontecimiento importante de aquella época fue el nacimiento de mi
sobrino, Antonio, la vida siempre te da lo que pides si tienes
paciencia aunque tenga otras formas diferentes de interpretar tu
deseo y el chico se convirtió en lo más parecido a un hermano
pequeño que pude tener hasta que yo me hice demasiado adulto y él
demasiado adolescente. Mi hermana estaba bien y molaba pero era chica
y a una chica no le puedes enseñar lo mismo ni puedes jugar igual
por muy buena voluntad que ponga, así que invertí mi capacidad de
hermano mayor en mi sobrino. Le enseñé todo lo que pude y aprendió
con tanta rapidez que antes que nuestros caminos se separaran ya casi
era mi maestro.
Entre
pitos y flautas ya me estaba haciendo un preadolescente y tenia
ciertas inquietudes y necesidades. Andar por los barrios cercanos era
una aventura para pequeños así que la pandilla decidimos ir
ampliando nuestro radio de acción, pero para eso necesitábamos
mejorar nuestros medios de locomoción. Algunos lo tuvieron fácil
pues los reyes les dejaron bicicletas nuevas pero yo aun andaba con
mi supercil de medio metro. Para dar la vuelta a un par de manzanas
estaba bien pero no servía para ir a buscar moras a los campos de
San Javier ni mucho menos intentar llegar con ella hasta las playas
de la ribera o la Llana. Llegó la hora de aplicar el ingenio y
aprovechando una chatarrería cercana, una pieza de aquí, otra de
allá, mis conocimientos de las herramientas y algo de ayuda de papa
construí una bici a mi medida, híbrida hasta en la pintura, cutre
como ninguna, pero perfecta para el objetivo perseguido, tanto que
disfruté muchos años de ella, a pesar de no tener frenos -para
parar debía meter el pie entre el cuadro y la rueda delantera lo que
me costó más de unas cuantas caídas y arañazos. Y que habilidad
llegué a coger con aquel engendro mecánico, circulaba sin manos y
hasta de pie sobre el sillín, eso sí unos segundos después estaba
en el suelo.
Con
esta bici llegué mas alto, mas rápido y mas lejos -y más
lesionado- a la siguiente etapa, ya no era un crío, ahora debía
buscarme la vida y fijar objetivos que se pudiesen alcanzar.
Primer
objetivo expandir nuestro coto de pesca particular, ya no existen
fronteras para nosotros y toda la costa del Mar Menor es nuestra,
vale que hay que darle un buen rato a los pedales pero ahora podemos
llegar.
Siguiente
objetivo: ponerle luz a la bici, en invierno anochece pronto y sin
luces no vamos a ningún sitio.
Mundo:
preparate que ya se mas de lo que creo necesitar y voy a
conquistarte. Lo malo es que el mundo visto desde atrás del manillar
parece muy grande y a lo peor tardo un poco más de lo previsto. Ya
tengo todo lo que necesito: ganas, audacia y una bicicleta, me falta
el dinero pero lo iré cogiendo por el camino y esto será la base de
los nuevos capítulos...